martes, 3 de abril de 2012

La hora perpetúa

La hora perpetúa
Me ahogo en las tinieblas de las horas

Me hundo en el silencio de la noche

Se cierra mi garganta a las palabras

Cual si las callaran mis labios por un parche.



Si los suspiros se volviera alas

Si el dolor se convertirá en fuerza

Y se agitarán los sonidos en las olas

Que golpean, que braman con dureza.


Llegará la hora que sea perpetúa

Arribará la ola que rompa los yugos

Y mi llanto apretado será agua

Que moje los sedientos labios.


Mi sangre contaminada será la que luche

De mi garganta acechada saldrán himnos

Que entonaran el mundo con derroche

De los hombres y mujeres por fin vivos.



Y el hambre que hoy provoca robos

Es el motivo de quienes llaman rebeldes

La sed que hoy cede a los sobornos

Es el agua que despertará a los títeres.





Se levantarán de polo a polos océanos

Para derramar vida por todas las cuencas

Y los mares extasiados danzaran ritos

Admirados por la luna que contempla a solas.



Los bosques vociferaran el canto de las aves

Que aprenderán a entonar las fieras

Y los colores boreales esparcirán fulgores

Para bañar de luz los abatidos paisajes.



Se apreciará la vida de las selvas

Por los rayos de Lacandona y Amazonas

Ceibas y caobas aferrarán sus raíces

A las entrañas de la tierra y sus torrentes.



Ehécatl dará un soplo vital de los Andes

A los Alpes y el susurro de los caracoles

Emitirá el lenguaje secreto de los novios

Que se comunican con murmullos a lo lejos.



Ak Kin enviará sus rayos para cubrir de amor

A los corazones que tiritan de frío

Y lanzará una mirada llena de brío

Para quemar las secuelas del dolor.

Itzamná cerrará los ojos y abrirá las mentes

Para la hermandad esculpirá corazones humanos

Y a las bestias las dejará sin idioma, vagarán como entes

Sin un puñado de tierra y el agua escurrirá por sus manos.


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