Todo lo tiñe la sombra
De repente todo lo tiñe la sombra
Una vida ensombrecida
Una muerte ensombrecida
Un delirio prolongado.
Me duele saber éste cuerpo enfermo
Y las llagas del alma abiertas
Por la noche, ¿Culpar a la noche?
Me duele mi espíritu
Pisoteado, arrastrado
Atropellado y denigrado
Por eso aguerrido.
Me duele verter éstas palabras
Y no unos fulgentes o colores marinos
Felices, o al menos tranquilas.
Pero más me duele
Éste amor condenado al celibato
Cuando fue sin ser una pasión de arrebato
Amor carnal, intelectual y espiritual.
Me más me duele sentir esa
“Me a culpa, me a culpa mía”
Haber destrozado a mis seres amados
con mis impulsos alados
y la impaciencia dormida.
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