Entre laberintos y plazuelas
Veladora blanca que iluminas mi recinto
Es tu tenue luz la que me mantiene erguido
Mi frágil esperanza se derrite con tu cera
Mientras la sombra de una planta se refleja.
Veo como el minuto surge y luego se consume
Como el reguero salpicado en mi espacio sigue
Mis pensamientos corren por veredas retorcidas
Mi soledad vagando entre laberintos y plazuelas.
Y voy andando en ese espacio, donde pesa cada
Leve paso, su imagen lentamente iré borrando
Y ya que se vivir en su memoria, ¡yo, no puedo!
He de matar al castillo construido en mi cabeza.
¡Ay! Mis penas navegando en calles encrucijadas
¡Ay! De ese grito, sumergido, escupido en el silencio
¡Ay! Del recuerdo, del lamento, de la luna que agoniza
¡Ay! Del pecado la osadía que se hincan, pagan recio.
Mi soledad corriendo me persigue por largos pasillos
Mi ilusión ya degollada, se levanta y luego se cansa
El llanto cual aguja se clava en el vaso de sus besos
Y el hilo teje al tiempo entre laberintos y plazuelas.
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