Tiempo
Quieto y pasmado en una fotografía
Siempre tan puntal e imperturbable
Ni tu semblante, ni tu enredo acabarían
Tu penetrante paso es perdurable.
Niño travieso tendido en luna fría
Tu tenue luz con gusto encendería
Acaricias al sol tornándote famable
No sabes que la herida es incurable.
Adolescente vas corriendo inalcanzable
Que hasta una golondrina a ti te cantaría
Revoloteando con mariposas insaciable
Y en otra vida segura estoy, por ti moría.
Viejo gruñón y a veces tan amable
Envuelto en el invierno como un cable
Quemas los árboles como en sequía
Cruel me desnudas en plena travesía.
Tan tuyo y mío ¿A caso no es envidiable?
Te deja, me deja y eso es irremediable
Lo enfado y la pierdo con una tontería
Lo gano y lo invierto en cualquier librería.
Juega con Abril, ella encantada bailaría
A Mayo le dice mamá, ella por él lloraría
Julio es el milagro más deseable
Va a fiestas con el viernes el más sociable.
Etapa de festín, de hormigas y de lluvia
Así viste de gala el tiempo, para su novia
Más tapiza de hojas marchitas invulnerables
Para un viejo con su edad ya admirable.
Dicen que corres persiguiendo al día
Cual línea pintando la Historia entrañable
Otros dicen que eres cíclico que escondía
A la eternidad que siempre amaría.
Lapso de riqueza malgastada sucumbía
Para empezar la de pobreza que esparcía
Por los ríos de un despojo irrevocable
Y tú no sientes sólo quedas implacable.
Época de virreyes viviste indeseable
Época de ciencia inconsciencia inasible
Vives hoy cual reflejo naciente del día
Y te quedaras pensando que yo existía
Tiempo ¿Olvidaste que contigo yo crecía?
Y me preguntas si me he vuelto insensible
No entiendes que llegar así, yo no quería
Ya queda sombra de un recuerdo impalpable.
¡Y no te atañe ni el ser más miserable!
¡No te toca el abatido grito evocable!
¿No te concierne la niña que se estremecía?
¡Que bajo tu yugo rendida adormecía!
Tu inmortalidad mundana es entrañable
Más de ti nace el segundo no contable
¡Vivo! En el eco sordo de aquella lejanía
¡Vivo! en el ciego instante de esta cercanía.
En la estación de verano bajo el roble
Ya en estación de tren me despedía
¡He aquí, tú estrofa de ésta vida mía
Vida mía he aquí ésta estrofa inapelable!.
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