Febril destello aquél que el alma evoca
Frugal dolor de dónde emana el negro llanto
Sutil quejido al buen dolor rezas e invocas
Hay tempestad, incienso, vive el fracaso.
Si a mí dolor me hostigas y maldices
¿Por qué al amarme al corazón flagelas?
¿Por qué me has sentenciado como esposa?
Desde la tumba hasta mi lecho me has seguido.
Esta perpetua condena atañe a mi alma
Esta herida me arroja al sucio charco
Más yo soy fiel a aquél ilícito y brutal conjuro
Y arrojo al viento la silenciosa y letal lágrima.
La soledad Tirana contante me vigila
¡Y ya no aguanto! Ya no quiero más tenerte
Si no hay para mi amor, si difunta esta las paz
La única solución, el anhelado divorcio es muerte.
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