martes, 1 de abril de 2014

Déjá vu

A veces el vino me besa los labios
me deja un sabor a uva,
un sabor a eternidad,
un sabor a hombre fuerte,
y le bastan dos copas 
para seducirme,
pierdo la razón, 
mis pensamientos se marean,
la risa se asoma sin vergüenza,
la soledad se siente como una punzada en el corazón
con un abrazo frío y nocturno,
la ventana gélida me muestra su paisaje                                                                                                  y me devuelve la respiración,                                                                    un jardín soñado antes de verlo,
al igual que la fuente, que los arcos,                                                        que las escaleras,que el segundo piso,                                                      que la emoción aterradora de las alturas.

Y me encuentro sola                                                                               sin oídos que escuchen mis palabras,
sin manos que aprieten las mías,
sin brazos que me estrujen,
sin dientes que me muerdan,
sin labios que me recorran,
sin piernas que me abracen,
sin caricias que me incendien,
sin susurros que me alienten,
sin secretos que me revelen,
sin espalda para arañar, 
sin muslos para apretar,
sin rostro al que empapar de ternura,
sin ojos que me muestren el sol,
sin manías a que acostumbrarme,
sin ritos con quien compartir,
sin virtudes a que hace odas,
sin paseos por los jardines,
sin fuentes testigos de besos,
sin rosas a quien entregar,
sin música con quien aprender a bailar,
sin oídos a quien recitar un poema, 
y me siento sola,
con mi erotismo reprimido,
Sola, con la esperanza derrotada,
Sola, acompañada de soledad, 
Sola, sin noches con quien navegar,
Sola , sin héroe con quien naufragar,
Sola, con todos los desafíos encima de mí como la ola de la muerte.

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