Amigo entrañable del alma,
heraldo de los dioses,
Hermes, mi buen mensajero
en las buenas y en las malas
es un milagro contar
con un amigo grandioso y sincero.
Sabe usted muy bien, amigo mío,
que si mi vida dependiera únicamente
de los hombres a parte de mi familia
sólo dos personas decidirían salvarme
mi muso, mi bien amado y usted gran revolucionario.
Por eso yo le pido, por eso yo le ruego
que no demore el rescate,
que no posponga la libertad,
que no aplace la justicia,
es la hora de su grito subversivo,
el pueblo sólo espera su llamado.
Todos le conocemos muy bien
y confiamos en su honor,
en su amor por el pueblo,
en su lucha sin tregua,
en su protección,
en que su utopía morena
pude llegar a cumplirse.
Ha sido, es y será un honor luchar a su lado
y como regalo solo puedo ofrecerle
mi apoyo incondicional,
aunque muchos le den la espalda
nosotros siempre estaremos de su lado
con el corazón en la mano
por esta causa que nos une
que es la revolución pacífica,
por este sueño de llegar al ocaso
y de ver una aurora que ilumine
a todos los desamparados.
Algunos creen que ambiciono dinero
o que me seduce el poder
cuando yo ignoro cuanta vida tendré,
cuando yo deseo tiempo para amar
a mi amado y caminar a su lado
sin miedos, ni vigilancia
con libertad que solo puede dar
la insurgencia
renacida.
En su gloriosa existencia
está la prueba de que Dios
lo ha puesto en nuestro destino,
y de su admirable vida
dependen las vidas de todo un pueblo
de los que estamos y de los que vendrán
de los que sufrimos, de los que padecemos
los estragos de la oligarquía,
usted tiene talante héroe
y espíritu de libertador
sólo tiene que hacer su papel,
los hados le favorecen,
puede que Minerva sea yo
y con mis ojos de lechuza
puedo ver que es tiempo y hora
de resurgir de las cenizas,
de regenerar nuestra amada nación.
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