viernes, 15 de noviembre de 2013

Tormenta de Fuego

Se despliega el cielo de nubes hortelanas
en el tímido silencio de la tarde clandestina,
en mi pecho se incendia el ocaso
porque he de  hundirme en tus  brazos.

Tus ojos son el espejo por donde se cristaliza
el mundo, sol contenido en gotas de agua,
por ti florecen palabras en mis labios
y en mi pecho se incendia el ocaso.

Tus manos son el refugio de mis deseos,
quiero que me pintes con tus manos
que me tiñas de colores de primavera
que me palpes bajo la tibia luz de la luna.

Mi alma se vuelve tormenta de fuego
y al tiempo que me mata no le hago caso,
 más no olvido que estamos en guerra
y sigo el ritmo firme de tus pasos.

Me cubro el frío con el recuerdo de tu voz
y me siento para que con el  sol calientes mis piernas
mientras te sorbo en el café hirviendo
para que sacudas todas mis penas.

He de encontrarte me lo digo
en voz alta, porque te tengo en la distancia,
llegará el día en que habremos vencido
y Dios me bendiga con tu gracia.                                       
                

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