viernes, 1 de noviembre de 2013

El amor en los Tiempos de Sor Juana


El amor en los Tiempos de Sor Juana
Sandra Basaldúa
Martín Moreno es un escritor de Novela Histórica, el libro del que aquí interesa es “Arrebatos Carnales” en el que habla de distintos personajes de la Historia de México pero yo sólo me enfocaré en la obra de Sor Juana (“La décima musa” “El Fénix de América”)  y  también me concentraré en algunos versos de ella que vale la pena contemplar porque revelan su personalidad y el ímpetu  de su espíritu.
La línea que divide a la literatura de la historia es muy delgada, ya que hay historiadores que escriben novelas históricas y escritores que no han estudiado historia pero que escriben sobre hechos reales. Cierto Historiador dijo en una conferencia que trataba de éste tema que un Historiador es una persona que va a la universidad, estudia y su vida ondea entre la vida académica y su trabajo de ser Historiador, es decir investigador, porque el Historiador es un detective. En cambio un escritor es por un error genético no necesita ir a la universidad sólo escribe y ya porque nació con talento. Pues para disgusto de muchos y placer de otros Martín Moreno es un escritor no un Historiador pero para escribir su obra por supuesto que hizo trabajo de investigación, es un detective con talento literario que en lo personal me conquistó con la Historia de Sor Juana.

Pues bien su obra empieza así “¿Qué mi tintero es la hoguera donde tengo que quemarme?, pues podré decir, al verme expirar sin entregarme que conseguiste matarme más no pudiste vencerme”. Ésta frase es de Sor Juana. Soberbia la monja ¿no? Y ¿Cómo no iba a ser soberbia si la atacaban sólo porque le gustaba leer y le complacía escribir que hizo de sus hábitos terrenales una forma de vida. En el contexto que nos presenta Martín Moreno. Esa máxima es   verosímil.

La historia que todos sabemos desde la primaria es que Sor Juana era una niña prodigio que aprendió a leer a los tres años, que se engullía los libros de la biblioteca de su abuelo Pedro Ramírez, que tenía influencia de los grandes poetas españoles. 

Nada más para ver quiénes eran su ejemplo a seguir vamos a citar a dos. Quevedo que escribió “Entre el clavel y la rosa su majestad es coja” un poeta que le dice con rima a la reina que es coja y a uno de sus colegas a los que no quería “Erase un hombre pegado a una nariz” tenía elegancia para insultar el hombre, mientras el otro le respondía “Joroba por delante, joroba por detrás yo no sé si vienes o vas” y dejando a un lado los insultos nos vamos con un literato con palabras filosóficas y llenas de sabiduría. Calderón de la Barca “ Qué es la vida un frenesí, una sombra una ficción que el mayor bien es pequeño, que la vida es sueño y los sueños son” Ellos eran su “mala” influencia.

Ahora esta es la historia que  revela Martín Moreno. La condesa Paredes María Luisa Manrique era esposa de un virrey por lo cual se les hizo la encomienda de viajar a la nueva España, cuando llegaron visitaron El Convento de las Carmelitas Descalzas, en el cual había una inscripción de la poeta que dejó deslumbrada a la condesa, porque era escrito de una mestiza, mujer y además monja que escribía con el mismo resplandor que el de los hombres españoles.
Quiso conocer a la poeta se había pasado en el convento consentida por el sacerdote Payo Enríquez Ribera quien le permitía dadivas de tiempo para el estudio y le regalaba libros, él fue un pilar en la vida de Sor Juana, recordando que ni vestida de hombre pudo entrar a la universidad y no le quedó más camino que ser monja para entregarse a los placeres mundanos que otorga el mundo de las letras.
Cuando la Condesa conoció a la poeta, admiro su sencillez con la que vestía la monja, su inteligencia, su forma tranquila de hablar, sus opiniones, sus pensamientos críticos para una mujer de sus condiciones, su misma viveza contrastaba con sus atuendos, era una mujer de frente altiva que había logrado sobrevivir en el mundo hostil de los hombres, que tenían dominio familiar, político y religioso.

Hay que tomar en cuenta que la madre de Sor Juana no se había casado, que ella misma sospechaba ser hija de un sacerdote, que no conocía ni quería conocer a su padre y que admiraba la entrega total de su madre a sus hermanas y aunque esclava del trabajo su madre era quien llevaba las riendas de la hacienda porque los hombres no eran de fiar y los que se casaban muchas veces arrebataban los bienes a las mujeres y las dejaban con los hijos, la madre de Sor Juana era como una matriarca.

De eso hablaba con la Condesa Paredes, de eso y de cómo Sor Juana había visto morir a tantos hombres porque  eran curandero, parteras, herejes, judíos, escritores o ateos que eran un blanco para los inquisidores que se quedaban con el dinero o los bienes qué éstos dejaban, uno de los hombres que Sor Juna recordaba era un escritor ateo al que quemaron vivo y quien  gritaba “ Si Dios existiera no me pasaría esto” . Altanera y sagaz  Sor Juana era un ser humano que le temía a la iglesia puesto que conocía su procedes y sus pensamientos chocaban con los del régimen.

Sor Juana tuvo discusiones intelectuales con su confesor Antonio Nuñez de Miranda porque ella pensaba defendía el libre albedrío y decía que “Los hombres usurpan a Dios al Juzgar”. Fray Luis de León decía “Las mujeres deben renunciar su propia voluntad y sujetarse a sus prelados” en la perfecta casada, porque ese era el papel que le correspondía a la mujer, según ellos. Me recuerda a un poema que no me gusta nada de Amado Nervo que dice “Callada y silenciosa ve por la vida” ¿Qué no nacimos con boca, pensamientos y sentimientos las mujeres? ¿Por qué la pluma es un pecado en las mujeres? La respuesta es que la pluma es un arma para quien la sabe usar y Sor Juana era un peligro para Iglesia católica.
Era un peligro porque renunció a su confesor y esa fue una bofetada que quiso decir “Tú misógino sacerdote no tendrás autoridad sobre mí” Sor Juana se preguntaba el por qué si en todas las mujeres santas el ser instruidas y cultas era una virtud por qué en ella era un pecado. Y era un pecado porque ella cuestionó en la Carta Respuesta  Sor Filotea de la Cruz el papel de la mujer, Por qué una mujer no puede dar misa? Han pasado tres siglos y no hay una monja que oficie una misa.

Las causas por las que fue enclaustrada Sor Juana es porque despertaba  en los hombres pasiones  bajas como “la envidia, prejuicios, intereses, supersticiones, intolerancia política y espiritual” y todo el maldito poder de la iglesia católica de la Nueva España  recaía en esa frágil y sensible mujer sólo porque pensaba y dejaba testimonio de sus ideas en sus escritos que la Condesa Paredes le ayudo a publicar en España bajo el pseudónimo Felipe Salayez y Juan Sáenz, pero como el estilo de Sor Juana era tan peculiar el tribunal de la fe supo que era  ella la escritora.

¿En quién iba a refugiarse una mujer con el peso de la iglesia y el gobierno en turno sobre sus espaldas? Cuando los hombres demostraban ser unos “antropoides misóginos” En su amiga, por supuesto, en los brazos de su amiga quien pensaba esto:
“Yo deseaba fervientemente contemplar la existencia a través de los filtros que ella utilizaba. Llenarme con su dulzura, contagiarme con su fortaleza, aprovechar la menor oportunidad para absorber las esencias de ese ser privilegiado, luchar a su lado, hombro con hombro, con tal de ayudarla a alcanzar sus objetivos, abrevar en su idealismo y divulgar, sobre todo, su obra, su pensamiento, gritarlo hasta desgañitarme por todo el universo para que nunca nadie la olvidara y se aprendiera de ella antes de que fuera condenada a morir en la hoguera por bruja y sacrílega: yo la cuidaría, yo vería por ella aun a la distancia, existieran o no océanos de por medio, yo velaría su obra. “

Sor Juana se había burlado de su confesor Nuñez refiriéndose a él como “Oráculo divino, sus palabras son oídas por todos y dictadas por el espíritu santo”. Y por eso se le culpaba de:
“La acusan en secreto de insolente, irreverente, impía, soberbia, altanera, atea, blasfema, profanadora, infiel, execradora, imprecadora, malhablada, juramentosa, desvergonzada, atrevida, egoísta, malagradecida, arrogante, deslenguada, petulante, hereje, procaz, descarada, descocada, lanzada, temeraria, imprudente, irreligiosa, sacrílega, fresca, jactanciosa, presumida, renegadora, maldiciente, irrespetuosa, desconsiderada, descortés, ingrata, desleal, olvidadiza, altiva, engreída, presumida, vanidosa, envanecida, orgullosa, desdeñosa, despreciativa, sólo porque cuenta con el apoyo de los señores virreyes.”

 Pero la Condesa Paredes le dijo a Sor Juana que debía volver con su marido a España. Ella su amiga, su salvadora por quién aún no había sido lanzada a la hoguera todavía la iba a abandonar. ¿Se puede usted imaginar lo que sintió Sor Juana al ser abandonada a su surte que no podía ser buena ya que ahora estaba en manos de sus enemigos?
Sor Juana se hechó a llorar en sus brazos, tanta valentía, tanto orgullo, tantos sentimientos acumulados, tanta fortaleza que cabían en una sola mujer tenía que acabar en el lenguaje poético de sus lágrimas desamparadas.

“Pues que lo sepa todo el mundo: Sor Juana no perdería nada de su genio ni de su reconocimiento universal por haber amado a una mujer como yo dentro del más hermético de los secretos. ¿O acaso moriría sin haber amado? ¿No había dicho Jesús: amaos los unos a los otros? “

He ahí el secreto revelado, el acto   de amor consumado, de una admiración mutua nació una amistad intelectual y creció un arrebato carnal. Que a la Condesa no le importó ponerle el cuerno a su esposo con quien tuvo un hijo ni a Sor Juana que era una monja, revolucionaria, feminista  pero creyente y religiosa  no le importó mandar al diablo sus votos de castidad. ¡Qué amor tan grande, que vidas tan tormentosas, que vida de poeta!
“Ni la vida religiosa ni matrimonial, ni la liturgia conventual, ni las ceremonias palaciegas ofrecían a Sor Juana y a María Luisa satisfacciones emocionales o sentimentales” Octavio Paz
La versión de Martín Moreno apoyada por ésta cita de Octavio Paz le da soporte a su versión lógica de cómo fueron los hechos.

Así que las sublimes damas fueron unas transgresoras de la ética establecida por las normas sociales, eso era un secreto, por supuesto que María Luisa no iba a abandonar a su esposo ni a su hijo por mucho que amara a Sor Juana, por supuesto que Sor Juana aunque amenazada y a la deriva no iba a poder fugarse con su condesa ¿A dónde irían? Su lugar estaba en un convento. ¿Si para los varones eran pecado los pensamientos inteligentes en una mujer? ¿Qué sería para los hombres y sus instituciones un amor mutuo y carnal entre mujeres?

A Sor Juana la enclaustran en  otro convento llamado San Jerónimo, le quitan sus apreciados libros por supuesta ayuda comunitaria pero se los llevan a sus bibliotecas personales, le prohíben escribir.
A un poeta que se le prohíbe escribir es como a una persona que se le prohíbe respirar y ella lo seguía haciendo con menos frecuencia porque tenía que fregar pisos.

“Ay mi bien, Ay prenda mía dulce fin de mis deseos ¿Por qué me llevas el alma dejándome el sentimiento?”

“¿Que no he de ver tu semblante, que no he de escuchar tus ecos, que no he de gozar tus brazos ni me ha de animar tu aliento?”

¡Caballeros!, si estas palabras les parecen falsas pecan de insensatos y de insensibles yo que soy mujer he llorado mientras goteaban estas palabras porque soy capaz de sentir y vivir lo que esta gran poetisa vivió, la poética de Sor Juana siempre me ha parecido sincera, desde que leí sus poemas de amor, yo pensé, esta gran mujer debió haber amado tanto para escribir así. 

No me imaginaba que  a una mujer, pensé que un hombre había sido el afortunado y cuando supe que tenía musa y amada ¿Cómo yo una simple mortal iba a poder juzgar un amor tan grande? Mi admiración por Sor Juana ha crecido con el tiempo nada la ha demeritado ante mis ojos y por el contrario yo  que soy heterosexual la amo, amo a Sor Juana, es mi personaje favorito femenino de la Historia, hay muchos hombres a los que admiro de los que ya están muertos como el Che Guevara, Lenin, Miguel Hidalgo, Zapata,  José María Morelos también se gana mi afecto y quiero mucho  a dos hombres que ahora mismo están haciendo Historia, pero Sor Juana es la mujer que me ha cautivado porque ella  siempre ha estado conmigo en las malas y en las peores.

No soy una feminista radical, sé que el hombre es físicamente más fuerte y las mujeres somos más frágiles ¿Qué mujer no desea refugiarse en los brazos de un hombre? ¿Qué mujer no quiere ser protegida por la fortaleza de un hombre? bueno Sor Juana no, pero yo sí. Lo que no me parece justo, lo que duele, lo que tortura es la  incapacidad de muchos misóginos de convivir con mujeres  porque no aceptan  o no toleran que sean inteligentes. Se dice que las cosas han mejorado y se ha ganado en primera instancia con el derecho del voto femenino. ¿Aunque de qué sirve si no hay democracia?  Ahora muchas mujeres profesionistas aportan a su hogar pero trabajan lo doble que los hombres y hay casos que se pensarían inimaginables en pleno siglo XXI por intolerancia y falta de respeto al género femenino.


Sor Juana ayudó a tratar a las víctimas de la  epidemia de tifoidea consciente de que eso ocasionaría  su muerte, su vida había perdido sentido estando bajo el yugo  de la  iglesia católica    y se dejó morir a los 46 años. Mostraré dos poemas que me encantan de Sor Juana.



Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía. 
“Nunca nadie, y el tiempo lo dirá, podrá apagar la luz que encendió Sor Juana Inés de la Cruz. La silenciarán, sí, pero no la vencerán: sus letras serán eternas, su ejemplo inmarcesible y su legado inagotable para ser disfrutado y aprovechado por todas las generaciones subsecuentes. “







Este amoroso tormento
que en mi corazón se ve,
sé que lo siento, y no sé
la causa por que lo siento.

Siento una grave agonía 
por lograr un devaneo
que empieza como deseo
y para en melancolía.

Y cuando con más terneza
mi infeliz estado lloro, 
sé que estoy triste e ignoro
la causa de mi tristeza.

Siento un anhelo tirano
por la ocasión a que aspiro
y cuando cerca la miro 
yo misma aparto la mano.
Yo encuentro en los poemas de Sor Juana Belleza estética, profundidad filosófica, perfecta simetría, lúdica armonía, contradicción humana,  perfección divina, sinceridad histórica, pasión atormentada, cuestionamientos existenciales llenos de ímpetu.
Respetando a los que piensan que no nacemos con talento en mi experiencia como poeta creo que hay un requisito con que se debe cumplir y es que hay que sentir para escribir. El historiador  mencionado anteriormente que tiene una concepción innata de los artistas pone una   condición más él dijo “Hay que tener cojones para escribir” yo creo que hay que tener ovarios para escribir en tiempos de guerras silenciosas.






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