miércoles, 4 de septiembre de 2013

Como el ocaso

Eres como el ocaso
puesto en horizonte
siempre tan inalcanzable
¿De qué sirven mis pasos?

Me confunde tu luz
de las seis de la tarde
alcanzas la plenitud tornasol
en el fulgor  del cielo.

Y te escapas en penumbras
¡en hondas penumbras!
me consuela la luna tibia
que pinta mi miedo de melancolía.

Ya tendida después de pensarte tanto
de cobijar mi soledad con tu ausencia
me vence el sueño y entras en el
como una visita esperada pero efímera.

Bajo las escaleras
palpo tu hombro, pronuncio tu nombre
volteas, me miras
pero no son tus ojos.

No eres tú,
 no dices lo que espero
las imágenes se consumen
todo se queda obscuro.


Despierto, abro la ventana
como siempre, las nubes te ocultan
me pongo el primer suéter que veo
y ya lista salgo para no encontrarte.



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