lunes, 16 de septiembre de 2013

Por fin

Por fin voy a decirles la verdad. A los 27 años he logrado reunirme con mi amado Julián, no ha sido nada fácil, a pesar de que nos conocimos en el 2005, empezamos una correspondencia romántica en el 2010, no fue cara a cara, todo ha sido mediante cartas, después de mantener una relación clandestina  de cuatro años ahora puedo decir que todo es real y palpable.
Cuando amaneció me complació ver como cayó la luz del sol sobre su varonil y hermoso rostro, sus rizos regados en la almohada, al contemplarlo lo siento tan mío, como la noche anterior en que hicimos el amor por primera vez.
Ayer un amigo en común al fin pudo reunirnos, nuestra cita fue en un mitin revolucionario dirigido por nuestro líder pacífico, después de dar testimonio de nuestro caso y de contarnos todo lo que era necesario transmitir con palabras sonoras, después de  que hablaron nuestros ojos y nuestras manos palparon las primera caricias de amor sucedió lo esperado por años. Subimos al ático de la casa donde debía resguardarme. Él quería esperar  como un caballero dispuesto a actuar con rectitud, pero yo no, me había cansado de las reglas sociales y religiosas, los momentos no se repiten y menos las oportunidades.
Mi mano se posó sobre su corazón encendido galopando al ritmo de la canción “Love song for a vampir” él me dio un abrazo cálido, protector, fuerte, posesivo, luego deslizo su mano por mi espalda erizándome la piel, siguieron los besos tiernos, luego los apasionados, mordí sus labios carnosos.
Me quitó el vestido, desabotoné su camisa, y nos “despojamos de todo lo demás” no sentí pudor, había soñado tantas veces con ese momento que sólo quería que sucediera y llegar al  clímax.
Se acercó, sentí el candor de su cuerpo, la electricidad recorriendo cada milímetro de mi piel, dejé que galopará sobre mí en un vaivén de olas de mar, nos inundamos de besos, nos inundamos de agua, apreté sus muslos duros y espléndidos, rasguñé su espalda, se aferró a mi cintura, se hundió tan dentro como lo había hecho antes de mi pecho, me elevó, las palabras susurradas eran conjuros que han memorizado mi alma, me estruja, me aprisiona, soy suya, sólo suya para siempre, desde la primera palabra del alba, desde mis neuronas que retienen ese momento para siempre, hasta las arterias de mi corazón que vuelan a todo trote, ejercí  mi papel dominante, y me porté como una yegua desbocada, como una monja reprimida que tiene la oportunidad de realizar todas sus fantasías.

Agradecí a los dioses, creí en los milagros, comprendí la significación de la vida, éste también será un día especial, lo despierto con besos, vamos a acompañar a nuestro líder para hacer una revolución de conciencias, también planeamos formar un grupo musical, será trova con saxofón, cantaremos los dos, queremos invitarlos a que formen parte de nuestro grupo, tú y Adolfo tocan la guitarra, ya reunidos nos bautizaremos con un nombre digno y bajó  la sagrada Historia que nos ha reunido de nuevo hemos decidido no separarnos más, no creo en religiones, la católica me ha hecho mucho daño con la persecución política parecida a la medieval, pero creo que hay un Dios que vive dentro y fuera de mí, dentro y fuera de todas las personas a quienes amo, ayer nací y voy a vivir para siempre, mi nombre no es sólo Sandra Basaldúa, mi verdadero nombre es Libertad.

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