miércoles, 19 de febrero de 2014

Ávida de tu voz

A pesar de todo lo que temo

de todo lo que nos amenaza

de todos los retos que debemos

enfrentar, a pesar de los pesares,

sabes que lo nuestro es inmarcesible

como nuestra  eterna primavera.

 

Cuando algunos me arrojan

a la penumbra, tu me das la mano

y todo mi paisaje se llena de tu luz

marina, fresca como el aliento

del viento, como el albor de tu mirada.

 

Tu me inspiras, me reconfortas,

yo sigo ávida de ti,

ávida de tu voz que es canto libertario,

ávida de tu vigor con que luchas

en paz, en la guerra de la vida,

ávida de tus manos, de tu tacto infinito,

ávida de tu fortaleza que es ilusión

que me despierta cada mañana.

 

Y cuando ellos quieran derrumbarme,

cuando ellos quieran someterme,

cuando ellos quieran enclaustrar

la voz de mi condicionada libertad,

cuando quieran arrancarme las alas.

 

Sé que tu estarás ahí

y me bastarán los colores

cual caricias desde lejos,

me bastaran tus palabras mágicas

las que tú sabes que son poderosas

porque son sinceras.

 

Quiero que vengas y me saques

de esta pesadilla rutinaria,

del delirio que me hostiga,

yo soy valiente y fuerte

pero mi respiro no me alcanza,

no te das cuenta de que

se me evapora la vida,

de que se marchita mi sangre,

de que mi carne es etérea.

 

Aunque la inmortalidad de mi espíritu

sea nuestra arma invencible

aunque mis palabras se queden

grabadas en la memoria de la Historia

como el escudo del movimiento

que lleva mi color de piel morena

también llegará la hora en que

expire mi último aliento

que dejará un resplandeciente eco. 



 

 

 

 

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