martes, 12 de abril de 2016

Destino del Infinito



Es invierno, casi anochece, una mujer morena que podría ser yo camina sobre la nieve protegida por un abrigo azul y todo quedó cubierto por la nieve excepto la rosa, y la rosa es su reflejo de espléndida belleza. Su esposo la espera sentado leyendo un libro en la terraza y empieza a ver las primeras estrellas, a lo lejos ella contempla el mar, ella es más inmensa que el mar y que el barco en el naufragio que observa a lo lejos, Sara tiene que volver con su esposo, como ya no cae nieve enciende una vela, ella es la luz de la vela, la luz de la vida que un día se le va a acabar porque sangra la cera pero mientras tanto su luz alumbra y ya ha quemado el lazo que la ataba cuando estaba secuestrada, ella es libre por su marido, él es su héroe, él piensa en Sara y sabe que en las estrellas está escrito el destino del infinito, cuando Andrés la ve llegar se levanta y la abraza, Sara es feliz con él y él con ella, quizás nadie pueda robarles la dicha y jamás volverán a sentir el dolor de la soledad ni de la ausencia. Ahora todo es azul, azul, siempre azul.

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