Por fin voy a
decirles la verdad. A los 27 años he logrado reunirme con mi amado Julián, no
ha sido nada fácil, a pesar de que nos conocimos en el 2005, empezamos una
correspondencia romántica en el 2010, no fue cara a cara, todo ha sido mediante
cartas, después de mantener una relación clandestina de cuatro años ahora puedo decir que todo es
real y palpable.
Cuando amaneció me
complació ver como cayó la luz del sol sobre su varonil y hermoso rostro, sus
rizos regados en la almohada, al contemplarlo lo siento tan mío, como la noche
anterior en que hicimos el amor por primera vez.
Ayer un amigo en
común al fin pudo reunirnos, nuestra cita fue en un mitin revolucionario
dirigido por nuestro líder pacífico, después de dar testimonio de nuestro caso
y de contarnos todo lo que era necesario transmitir con palabras sonoras,
después de que hablaron nuestros ojos y
nuestras manos palparon las primera caricias de amor sucedió lo esperado por
años. Subimos al ático de la casa donde debía resguardarme. Él quería
esperar como un caballero dispuesto a actuar
con rectitud, pero yo no, me había cansado de las reglas sociales y religiosas,
los momentos no se repiten y menos las oportunidades.
Mi mano se posó
sobre su corazón encendido galopando al ritmo de la canción “Love song for a
vampir” él me dio un abrazo cálido, protector, fuerte, posesivo, luego deslizo
su mano por mi espalda erizándome la piel, siguieron los besos tiernos, luego
los apasionados, mordí sus labios carnosos.
Me quitó el
vestido, desabotoné su camisa, y nos “despojamos de todo lo demás” no sentí
pudor, había soñado tantas veces con ese momento que sólo quería que sucediera
y llegar al clímax.
Se acercó, sentí el
candor de su cuerpo, la electricidad recorriendo cada milímetro de mi piel,
dejé que galopará sobre mí en un vaivén de olas de mar, nos inundamos de besos,
nos inundamos de agua, apreté sus muslos duros y espléndidos, rasguñé su
espalda, se aferró a mi cintura, se hundió tan dentro como lo había hecho antes
de mi pecho, me elevó, las palabras susurradas eran conjuros que han memorizado
mi alma, me estruja, me aprisiona, soy suya, sólo suya para siempre, desde la
primera palabra del alba, desde mis neuronas que retienen ese momento para
siempre, hasta las arterias de mi corazón que vuelan a todo trote, ejercí mi papel dominante, y me porté como una yegua
desbocada, como una monja reprimida que tiene la oportunidad de realizar todas
sus fantasías.
Agradecí a los
dioses, creí en los milagros, comprendí la significación de la vida, éste
también será un día especial, lo despierto con besos, vamos a acompañar a
nuestro líder para hacer una revolución de conciencias, también planeamos
formar un grupo musical, será trova con saxofón, cantaremos los dos, queremos
invitarlos a que formen parte de nuestro grupo, tú y Adolfo tocan la guitarra,
ya reunidos nos bautizaremos con un nombre digno y bajó la sagrada Historia que nos ha reunido de
nuevo hemos decidido no separarnos más, no creo en religiones, la católica me
ha hecho mucho daño con la persecución política parecida a la medieval, pero creo
que hay un Dios que vive dentro y fuera de mí, dentro y fuera de todas las
personas a quienes amo, ayer nací y voy a vivir para siempre, mi nombre no es
sólo Sandra Basaldúa, mi verdadero nombre es Libertad.
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