Me bastará el ocaso en tu mirada que ha anunciado nuestro encuentro en la epifanía de mis sueños, te besaré con el ímpetu de mi alma navegando entre tus aguas victoriosa ante tantas embestidas y seremos locura en movimiento, nunca hemos tenido el espíritu agazapado, lo hemos procurado con tierra morena y agua de piedras para que tengan aroma de nardo y hemos crecido entre patadas de coyotes, pero el sol siempre se ha apiadado y nos a brindado sus rayos celestes y somos como las flores silvestres, con una belleza siempre salvaje, nuestra savia está hecha con el amor de nuestros antepasados y Dios lanza sus suspiros para sacudirnos lo abatido, nuestra esencia es de numen y nuestra clorofila es de néctar de los dioses, somos vida verde, vida verde y qué saben los coyotes de la florescencia de los nardos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario