lunes, 16 de febrero de 2015

Exilio

México no puedo habitar en ti
aunque te quiera,
he forjado una utopía de falsas ilusiones
que defendí con sangre que hoy es agua,
que defendí con espada que hoy colapsa con el fuego enemigo,
que resistí con vocación de mártir,
porque creí que era real una revolución verdadera,
pero he sido una tonta ingenua
víctima de ensoñaciones y falacias.
¡Que se derrita mi pasado con mis lágrimas
que brotan del manantial de dolor
porque voy a dejarte!
tal vez tiene que ser así,
tal vez es lo mejor para todos,
tal vez todo fue un sueño de colores irreales,
tú no puedes contenerme ni protegerme
y no pediré  lo que no quieres darme:
libertad y refugio.
¡Que suenen las campanas,
que se escuchen los cohetes
que  festejen en las ferias,
que el dinero de imperialistas
y de inquisidores cure las penas
de los falsos revolucionarios,
que se enciendan los castillos,
que brinden los cómplices,
porque hoy a perdido una revolucionaria
que ha quedado sin sustento!
Lo lamento pueblo mío,
el destino quiso que yo no fuese una madre protectora,
llevaré un equipaje ligero,
nada que me recuerde a ti,
quemaré todos los libros que me volvieron loca,
borraré de mi memoria todas las canciones que me han trastornado,
y la historia que escrito que se la lleve el viento,
y a pesar de mi derrota los ojos de los espectadores
tendrán que presenciar el rescate de mi amado
que ejecutaré como valiente heroína,
y me iré con él muy lejos donde haya paz,
lejos de tanto circo y tanto teatro
y nunca nadie más podrá hacerme tanto daño,
yo habré hecho lo que me corresponde y lo demás
no está en mis manos.
Mi muso será mi patria, mi hogar, mi pueblo,
mi amado, mi esposo y mi único paraíso
y viéndome libre de las garras del asedio
nada más podré pedir a la vida
porque en ese entonces encontraré
la paz y el amparo que tú me has negado .




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