miércoles, 1 de diciembre de 2010

Poemas para mì muso del libro Lirios Violetas

Amado, mi bien amado
Algo a mi me falta
Ya he perdido el sol
Ni la arena blanca y blanda
Ni los recuerdos de amor
Me hacen sentir hoy mejor.

Amado mi bien amado
Amarga es la fantasía
Tuve un sueño y te busca
Acordándome que un día
Un dardo cruzó mi pecho
Tu nombre el contenía.
Ni la primavera
O azulada estrella
Ni los viñedos dorados
Ni todo lo que he soñado
Me hace sentir hoy mejor.

Amado mi bien amado
Amarga es la fantasía
Tuve un sueño y te buscaba
Acordándome que un día

La luna encendió mi pecho
Algo bueno acontecía
Verso eterno, luz sombría
Te perdí por cobardía.

Hoy rota mi fantasía
Quebrada mi valentía
Aún te busco y no te encuentro
Para el final de éste cuento, ¡hooo!       

Te se profundo
Te sé profundo
Te sé inmenso como el mar
Te sé lejano, resplandeciente
Cuando anidas en el crepúsculo naciente.
                                               
Te sé sublime, de pecho firme
Néctar de un sueño que, nunca, nunca
Se me esfumó.
¡Tu voz, armónica caricia!
Sinfónica delicia de altiva sensatez
Al pronunciar mi nombre
Pasión ardiente palpitando
En notas vivientes de un saxofón.

Se de éste violento amor a galopado
Que en nuestros pechos enardecía
Y hoy separados retumban
En el silencio de la melancolía.

Saberte tanto, saberte mío
 ¡Que amor tan grande!
Que ha armado un lío
No llores ahora amado mío.
Entre laberintos y plazuelas

Veladora blanca que iluminas mi recinto
Es tu tenue luz la que me mantiene erguido
Mi frágil esperanza se derrite con tu cera
Mientras la sombra de una planta se refleja.

Veo como el minuto surge y luego se consume
Como el reguero salpicado en mi espacio sigue
Mis pensamientos corren por veredas retorcidas
Mi soledad vagando entre laberintos y plazuelas.

Y voy andando en ese espacio, donde pesa cada
Leve paso, su imagen lentamente iré borrando
Y ya que se vivir en su memoria, ¡yo, no puedo!
He de matar al castillo construido en mi cabeza.

¡Ay! Mis penas navegando en calles encrucijadas
¡Ay! De ese grito, sumergido, escupido en el silencio
¡Ay! Del recuerdo, del lamento, de la luna que agoniza
¡Ay! Del pecado la osadía que se hincan, pagan recio.

Mi soledad corriendo me persigue por largos pasillos
Mi ilusión ya degollada, se levanta y luego se cansa
El llanto cual aguja se clava en el vaso de sus besos
Y el hilo teje al tiempo entre laberintos y plazuelas.

Ansiedad mundana
Diáfana mi vida se acaba
estruendo calcinado de asfalto
que me cubre con su frío manto
y se esparce invadiendo mi alcoba.

Retumba en mis oídos la sorda
palabra que nació inventada;
estremece cada día el llanto
que pretendo traducir a un canto.

Nítido corazón, alma desangrada
de sangre desalmada y desgarra
día a noche ¡Tanto! que no puedo
respirar el alba, es el sueño crudo.

Ansiedad mundana, tormentoso
miedo, no quiero es beso que dejó
tu eco, tiemblan de mis pupilas
 las gotas y tiritando caen derrotas.

Justo a la fosa
Como Cae una hoja al suelo
Quiero que caigan lacias las pestañas…
Quiero que caigan los párpados de sueño
Como caen los dioses al Olimpo
Quiero que caigan los recuerdos al olvido
Que se desvanezca el tiempo en la almohada
Como cae la luna al cielo, como las gotas de rocío   
Quiero caer rendido, como la lluvia sobre el pino
Como una gota de vino al bendecir la boca
Quiero caer perdido, caer a diario como la hora
Caerme tanto, caerme tonta, pues te he perdido
Quiero caer como resbala un muerto justo a la fosa.


La luna mira vacía

Suena, obscura, triste pero apacible la noche llena
La luna mira vacía
Los esqueletos dormidos descansan
Los amantes despiertos enardecidos se cansan.
Es tarde ya, pero no sobra el rezo por el peso en las iglesias
Es temprano en los bares y aún más en los burdeles
Por lo menos la cobija del cielo es de estrellas y luceros
La del niño abandonado es indecente, dura su almohada como su vida
Débil el diario que lo cobija como la suciedad, como la sociedad su hija.

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