¿Dónde emito ese grito sin que arruine los
tímpanos de los oyentes?
¿Dónde emito ese grito, esa explosión que hay
dentro de mí?
es grito que me destruye salpicando añicos de
vidrio y corazón rebelde
que emana sangre que ya no es sangre sino agua
salada,
las palabras hoy son un remolino que detiene mis
pasos
para que vomite toda esta frustración atormentada
mientras mis palabras chorrean este insoportable
Holocausto,
debo concentrarme en aprender a pesar de mi dolor perpetuo de cabeza,
debo ocuparme en salvar el semestre cuando estoy
perdiendo la vida,
debo conservarme viva sin comer ni dormir bien,
debo tener destellos de alegría para aparentar
que no estoy loca,
debo aguantar un dolor íntimo para esperar a que
llegues,
debo defenderme de los enemigos declarados,
y también de los que disfrazan sus discursos y
sus propuestas.
Así que no sé dónde emitir mi grito,
un grito que haga temblar la tierra,
un grito que demuestre que estoy viva aunque
muchos no lo quieran,
un grito que manifieste cuanto estoy herida,
un grito que provoque un terremoto
en cuyas grietas caiga todo el odio de la gente que
me hostiga,
todo el odio de la gente que asecha,
quiero que todas las injusticias que me
atropellan se vayan a un agujero negro,
que todo dolor que siento escurra de mis ojos y se hunda pronto,
quisiera tener palabras que no fueran ásperas
como una roca,
palabras que no sean púas, palabras que o sean un
torbellino desatado,
palabras que no salgan de una garganta desgarrada
y cansada de clamar libertad y auxilio
pero tú me has dado tantas esperanzas y al final
no llegas, no pasa nada.
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