Los truenos son los gritos de
Dios
que con su luz estremece todos
los cielos
y baña toda la tierra
iluminada por sus rayos,
la lluvia cae para los
sedientos enamorados.
El aire estalla arremolinando
todos los sueños del mundo,
el mar se cimbra como una
muchacha virgen
con el contacto palpitante y contenido del recuerdo,
la lluvia canta imágenes de su hombre amado.
Yo te regalo toda la lluvia
presente
y la que queda por
manifestarse hasta la eternidad,
yo soy cada paisaje donde
andan tus pasos
y tengo una sed de ti como las
raíces de los árboles abandonados.
Pero aspiro tu aroma a tierra
mojada
y te bebo en el café como
antes te sorbía con la mirada,
yo soy la luna que penetra su
luz en tu habitación
y te regalo los juegos de las
sombras en las paredes
ahí donde eres señor y dueño mío a pesar de la distancia.
Y tu poder recorre kilómetros,
mares y playas
es el imán que alborota las
olas
eres hechizo que alborota mis
hormonas,
eres seducción que alborota
mis neuronas.
Nos volveremos a encontrar por
la fuerza del destino,
por la ley gravitacional, por
la ley de Dios sin sacerdotes
por la ley de la vida y por la
ley de atracción
y juntos haremos añicos la Ley de Herodes.
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