Ávida de tu voz
A pesar de todo lo que temo
de todo lo que nos amenaza
de todos los retos que debemos
enfrentar, a pesar de los pesares,
sabes que lo nuestro es inmarcesible
como nuestra eterna primavera.
Cuando algunos me arrojan
a la penumbra, tu me das la mano
y todo mi paisaje se llena de tu luz
marina, fresca como el aliento
del viento, como el albor de tu mirada.
Tu me inspiras, me reconfortas,
yo sigo ávida de ti,
ávida de tu voz que es canto libertario,
ávida de tu vigor con que luchas
en paz, en la guerra de la vida,
ávida de tus manos, de tu tacto infinito,
ávida de tu fortaleza que es ilusión
que me despierta cada mañana.
Y cuando ellos quieran derrumbarme,
cuando ellos quieran someterme,
cuando ellos quieran enclaustrar
la voz de mi condicionada libertad,
cuando quieran arrancarme las alas.
Sé que tu estarás ahí
y me bastarán los colores
cual caricias desde lejos,
me bastaran tus palabras mágicas
las que tú sabes que son poderosas
porque son sinceras.
Quiero que vengas y me saques
de esta pesadilla rutinaria,
del delirio que me hostiga,
yo soy valiente y fuerte
pero mi respiro no me alcanza,
no te das cuenta de que
se me evapora la vida,
de que se marchita mi sangre,
de que mi carne es etérea.
Aunque la inmortalidad de mi espíritu
sea nuestra arma invencible
aunque mis palabras se queden
grabadas en la memoria de la Historia
como el escudo del movimiento
que lleva mi color de piel morena
también llegará la hora en que
expire mi último aliento
que dejará un resplandeciente eco.
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