En
una caja de vidrio cabe mi cuerpo vivo, cabe mi tristeza que me ha traicionado
y que contra mi voluntad escurre por mi rostro a pesar de que he querido tragar
mi llanto interno aprisionándolo en mi garganta, las palabras que no pronuncian
mis labios se escuchan en las teclas con el significado exacto que tienen, caen
pesadas, caen profundas, caen rápido, estallan, su estruendo provoca temor, ya
no aguanto, ya no puedo, vengo de no sé dónde, desde no sé cuándo
cargando una soledad que se estremece en mi sombra que palpita como la de la
fuente, estoy cansada de esperarte, de no tenerte, de no escucharte, de
no verte, de no saberte aquí conmigo, estoy cansada, estoy herida, estoy harta
de vivir muriendo, de vivir con la herida abierta cuando el suplicio es recibir
dosis crueldad en polvos sal, ya no me importa quién será el barquero que me
llevará contigo, ya no me importa donde estar contigo, si aquí, allá o en
el infinito, sólo quiero dejar de estar presa y reunirme contigo ahora mismo y
que nada ni nadie me aparte de ti nunca más.
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