Tú no
estás solo, yo te acompaño a donde quiera que vas, yo soy el fin último de
todos tus pasos revolucionarios, yo soy el sueño que te hace despertar con
entusiasmo por las mañanas. Mis palabras de agua, mis palabras de fuego, mis
palabras de mar son tu compañía, cada canción y cada acto trovador que te he
entregado han conformado nuestra historia de amor y esta pasión histórica
provoca la resistencia y la lucha que tú, MARINERO MÍO, me has inspirado. Hermoso Caballero Mío, sólo mío, todo mío,
para siempre mío, yo te extraño, deseo poseerte en cuerpo y alma, he imaginado
tantas veces que besas mis labios con tu boca llena de roja poesía, que tus
brazos de fuego estrujan mi cuerpo, que te aferras a mí como un náufrago a su
balsa, que tus piernas de felino me aprisionan, me estremecen, me abrazan, me
acarician, me humedecen y que luego te
hundes en mí rompiendo el velo virginal, que la luna estalla de placer y se sonroja
y refleja su pudor escarlata en la marea y tú navegas en mis aguas a todo galope, a
toda vela, a toda popa y yo te susurro ¡Boga marinero mío!, ¡Boga, boga, boga,
boga; boga para siempre en mí!.
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