A veces tiembla en mis labios
sombría tristeza contenida
y a mis ojos se asoman
gotas de
agua de mar.
A veces sólo guardo
silencio, cuando hay una
tormenta en mis adentros
y no quiero mojarte
de agua trémula y salada.
Para ti he reservado
agua dulce que me conforma
cuando soy río de misterios
frescura de manantial
de tus deseos
y acudo a tu camino
para saciar la sed.
Cuando soy tempestad
me bastan tus vientos del sur
que me taren mensajes
de esperanzas utópicas
de promesas plateadas
y palabras aladas de rubí
que siento en mi corazón
latir por ti, ¡latir por ti!
y me estremeces.
Cuando soy borrasca
me
basta contemplar
tu paisaje desde la cima
para extraviarme entre
recuerdos y suspiros
para saber que debo plantar
en las llanuras recién quemadas
para enverdecer las colinas
con cedros y ceibas; entonces
me convierto romántica lluvia.
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